
Aunque existen múltiples definiciones de arqueología, podríamos describir esta ciencia, o método, como el estudio de los restos materiales del ser humano ya desaparecidos y de la reconstrucción de su comportamiento, cultura o modo de vida. Tradicionalmente lo arqueólogos han estudiado la historia humana desde un punto de vista puramente antropocéntrico, centrándose sobre todo en el género Homo («humano»). Es indudable que el método arqueológico nos ha proporcionado multitud de información etológica sobre muchas especies ancestrales, como Homo habilis u Homo erectus, y otras más recientes, como Homo luzonensis, Homo floresiensis o el particular caso del homínido de Denisova. Gracias a la arqueología sabemos, por ejemplo, que el uso más antiguo de herramientas líticas data de hace 3,3 millones de años. Esta fecha precede por mucho al origen del género Homo, por lo que su fabricación tuvo que recaer en otro grupo de homínidos muy distinto. Estas herramientas de piedra, halladas en el yacimiento arqueológico de Lomekwi, Kenia, supusieron un duro golpe a nuestro antropocentrismo: no fuimos los primeros de nuestro linaje en crear herramientas líticas, sino otros homininos que nos precedieron. Hay incluso algunos estudios que apuntan al uso de herramientas fabricadas con hueso hace unos 2,5 millones de años por algunos australopitecinos, como Australopithecus garhi. Esta visión antropocéntrica de nuestra evolución se vio amenazada también en el pasado siglo cuando la primatóloga Jane Goodall describió por primera vez el uso de herramientas en chimpancés, entre las que se encontraban los útiles líticos. Para el arqueólogo independiente Michael Haslam está claro: «Hemos llegado al final de la arqueología antropocéntrica; en adelante, la disciplina debería poner en su punto de mira cualquier comportamiento del pasado». Haslam se encuentra entre los pioneros en la creación de una nueva disciplina científica, o subdisciplina según como se mire, la arqueología de primates.

La arqueología de primates se define como el empleo de los métodos de la arqueología para conocer el comportamiento pasado de diversas especies de primates, aquellas que usan herramientas. Esta nueva disciplina, propuesta oficialmente en 2009 en la revista Nature, está abriendo nuevas formas de ver nuestra senda evolutiva. El uso de herramientas, sean líticas o no, por otros primates actuales está ayudando a comprender el origen evolutivo y diversificación de la creación de herramientas. Ahora sabemos, con total seguridad, que esta habilidad no es monofilética dentro de los homínidos: chimpancés, humanos modernos y otros primates no homininos usan herramientas de piedra. La habilidad de crear y usar útiles líticos surgió, por lo tanto, varias veces en la evolución de los primates. Los chimpancés y bonobos (género Pan) quizá sean los ejemplos más conocidos en este aspecto. Mientras que los bonobos (Pan paniscus) apenas usan herramientas construidas a base de material vegetal y nunca con fines alimenticios, los chimpancés (Pan troglodytes) muestran una gran variedad en la construcción y uso de herramientas. Por ejemplo, el chimpancé oriental (Pan troglodytes schweinfurthii) suele hacer uso de herramientas a base de vegetales al igual que hace el bonobo; sin embargo, el chimpancé occidental (Pan troglodytes verus) es capaz de usar piedras para machacar frutos secos. Se han observado incluso grupos de chimpancés en Senegal cazando y ensartando gálagos en los árboles con lanzas. Esta variedad en el uso de herramientas líticas (unas especies o subespecies las usan y otras no) nos habla de un origen independiente de esta habilidad. De hecho, un estudio de la primatóloga Kathelijne Koops y sus colaboradores mostró que los chimpancés hacen uso y juegan más a menudo con herramientas que los bonobos, en parte por su predisposición innata a hacerlo.

El uso de herramientas líticas se ha observado incluso en primates no homínidos. Los primatólogos Suchinda Malaivijitnond y Michael Gumert describieron en 2012 a macacos cangrejeros birmanos (Macaca fascicularis aurea) usando piedras como herramientas para obtener alimento. Cuando la marea baja, los macacos cangrejeros descienden de sus árboles para dirigirse a la orilla de las playas de Laem Son, en Tailandia. Allí escogen piedras del tamaño de su mano y golpean las conchas de las ostras que encuentran en la playa para abrirlas, aunque también se han observado macacos triturando caracolas o cangrejos con sus herramientas. Los macacos llevan consigo siempre la misma piedra y usan piedras planas de varios kilogramos a modo de yunque para machacar aquellas presas más grandes y tortuosas. Esta técnica mella las piedras de un modo característico y reconocible, por lo que posteriormente dichas piedras pueden ser identificadas por arqueólogos como Michael Haslam. Gracias a la arqueología de primates se puede deducir el uso de las piedras a partir de su característico desgaste; en una excavación arqueológica de macacos cangrejeros se han llegado a datar útiles líticos de 65 años.

El mono silbador (Sapajus libidinosus) es otro buen ejemplo de primate no homínido que utiliza herramientas de piedra. En la Sierra de Capivara, Brasil, se han observado monos silbadores utilizando piedras para cascar frutos duros y escarbar en busca de raíces y tubérculos, además de usar ramas que recortan con sus dientes para cazar lagartijas y arañas. Más sorprendente sea quizás el hecho de que estos monos usen también las piedras para golpear conglomerados y obtener polvo de cuarzo que después lamen o inhalan. Las lascas que dejan los monos capuchinos en su «comederos» o conglomerados pueden identificarse en yacimiento arqueológicos gracias a las marcas y fracturas propias del uso.
El uso de herramientas líticas ha surgido de manera independiente, como bien se ha reflejado en los párrafos anteriores, al menos cuatro veces: en humanos, chimpancés, macacos y monos silbadores. La arqueología de primates, junto a la etología clásica, está desvelando muchos secretos de nuestra evolución. Aunque con algunas limitaciones (las herramientas construidas a base de material vegetal no perduran mucho tiempo en el suelo sin degradarse), esta nueva disciplina científica nos abre poco a poco una nueva ventana por la que poder mirar nuestra evolución tecnológica. El siguiente paso será ampliar esta disciplina a animales no primates que también usen herramientas. Nutrias, que usan piedras para abrir erizos de mar, o cuervos de Nueva Caledonia, que usan ramas y otras herramientas para obtener alimento, ya están en el punto de mira de algunos arqueólogos como Natalie Uomini.
Referencias:
1. Michael Haslam et al. (2009). Primate archaeology. Nature, 460, pp: 339-344.
2. Tomos Proffitt, Lydia V. Luncz, Tiago Falótico, Eduardo B. Ottoni, Ignacio de la Torre y Michael Hasam (2016). Wild monkeys flake stone tools. Nature, 539, pp: 85-88.
3. Michael Haslam, Lydia V. Luncz, Richard A. Staff, Fiona Bradshaw, Eduardo B. Ottoni y Tiago Falótico. Pre-Columbian monkey tools. Current Biology, 26, pp: R521-R522.
4. Michael Haslam, Lydia V. Luncz, Alejandra Pascual Garrido, Tiago Falótico, Suchinda Malaivijitnond y Michael Gumert (2016). Archaeological excavation of wild macaque stone tools. Journal of Human Evolution, 96, pp: 134-138.
5. Sonia Harmand et al. (2015). 3.3-million-year-old stone tools from Lomekwi 3, West Turkana, Kenya. Nature, 521, pp: 310-315.
6. Kathelijne Koops, Takeshi Furuichi y Chie Hashimoto (2015). Chimpanzees and bonobos differ in intrinsic motivation for tool use. Scientific Reports, 5, pp: 11356.
7. Michael Haslam. La cultura material de los animales. Investigación y Ciencia (1 mayo 2019). Disponible en: https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/qu-ocultan-las-estrellas-de-neutrones-765/la-cultura-material-en-los-animales-17441
Recursos: La fotografía que se ha usado como portada (macaco cangrejero birmano, Macaca fascicularis aurea) es obra de Jakub Hałun. La fotografía de la chimpancé Zinda (Pan troglodytes) es de Nick Riley y se ha obtenido de The Jane Goodall Institute. La fotografía del macaco cangrejero birmano pertenece a Taro Taylor. La fotografía del mono capuchino (Sapajus libidinosus) utilizando una piedra para casar un fruto es obra de Tiago Falótico.
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