
Hace un par de meses, en enero concretamente, salió una noticia curiosa: la leche de ornitorrinco posee propiedades antibióticas. Realmente esta propiedad antibacteriana se conocía ya desde el año 2010 cuando un equipo de investigadores australianos de la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad Australiana (CSIRO) estudió la leche de este animal. Encontraron que poseía una proteína, a la que llamaron Proteína de Lactación de los Monotremas (en inglés MLP, de monotreme lactation protein) que otorgaba resistencia a ciertos microorganismos. En enero de este año, este mismo grupo de investigación, liderado por la investigadora Janet Newman y en colaboración con miembros de la Universidad de Deakin de Australia, ha conseguido descifrar la estructura tridimensional de dicha proteína.
El ornitorrinco (Ornithorrhynchus anaticus) pertenece al grupo de los monotremas, «un pequeño grupo de mamíferos que ponen huevos y producen leche para alimentar a sus crías» en palabras de Janet Newman. Este organismo tan peculiar, no solo por su fisiología híbrida entre reptil y mamífero sino también por su aspecto, provocó gran desconcierto en los primeros naturalistas europeos que llegaron a Australia. Es además uno de los pocos mamíferos venenosos del planeta. Como dijo Newman «Los ornitorrincos son animales tan raros que tiene sentido que posean una bioquímica rara». Y rebuscando en su rareza encontraron la proteína de la que hablamos. El equipo ya intentó dilucidar la función de esta proteína en un estudio anterior. Los ornitorrincos no tienen pezones pero excretan la leche a través de unas glándulas dérmicas situadas en el abdomen. Las crías por tanto se alimentan de un líquido que está en contacto directo con el ambiente, a diferencia de los mamíferos marsupiales y placentarios donde las crías succionan la leche directamente del pezón. Esta es la clave del por qué la proteína MLP está ahí: reduce la viabilidad de aquellas bacterias que intentaran colonizar este medio nutritivo. De hecho, la concentración de esta proteína en la leche de los monotremas es bastante alta respecto al resto de mamíferos.

Empleando diversas técnicas de biología molecular y cristalografía de rayos X (rama científica que estudia, entre otras cosas, la forma y estructura tridimensional de las proteínas), el equipo ha sido capaz de reconstruir satisfactoriamente la estructura de la MLP. Lo que encontraron fue único, un plegamiento proteico nunca antes visto entre los mamíferos. Es esta estructura tridimensional tan peculiar la que hace que esta proteína posea las propiedades antibacterianas que observaron. «Aunque hemos identificado esta proteína tan inusual solo en monotremas, este descubrimiento refuerza nuestro conocimiento sobre la estructuras de las proteínas en general y contribuirá a ayudar a otros descubrimientos sobre fármacos», afirma Julie Sharp, investigadora de la Universidad de Deakin.
La producción de esta proteína a escala industrial usando bacterias como intermediarios podría ayudar a combatir ciertas enfermedades producidas por bacterias que son actualmente resistentes a los fármacos empleados. En el siguiente vídeo, proporcionado por la CSIRO, se resume el descubrimiento:
Referencias:
1. Janet Newman, Julie A. Sharp, Ashwantha K. Enjapoori, J. Bentley, Kevin R. Nicholas, Timothy E. Adams y Thomas S. Peat (2018). Structural characterization of a novel monotreme-specific protein with antimicrobial activity from the milk of the platypus. Structural Biology Communications, 74 (1), pp: 39-45.
2. Ali Green. Saving lives with platypus milk. CSIRO (15 marzo 2018). Disponible en: https://www.csiro.au/en/News/News-releases/2018/Saving-lives-with-platypus-milk
3. Leche de ornitorrinco contra las bacterias resistentes. Voz Pópuli. Disponible en: https://www.vozpopuli.com/altavoz/next/Leche-ornitorrinco-bacterias-resistentes_0_1117989229.html
Recursos: La imagen de portada ha sido extraída del artículo de Ali Green (autores: Laura Romin y Larry Dalton, CSIRO). La fotografía del ornitorrinco se ha extraído de Wikipedia. El vídeo se ha extraído de la página web de CSIRO.
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