
Depredador y presa se encuentran en una carrera armamentística constante. Cuando el depredador desarrolla un arma, la presa la contrarresta con una defensa; o viceversa, cuando una presa desarrolla alguna defensa que le otorgue alguna ventaja, la evolución hará que el depredador contrarreste dicha defensa con un arma. Esto es lo que ocurre entre murciélagos y las polillas de la familia de los satúrnidos (Saturniidae). En este caso, el arma del murciélago es una especie de sonar biológico que se basa en el fenómeno de la ecolocalización, es decir, en la localización de las polillas, su presa, mediante la emisión de ultrasonidos y la recepción de su eco. Un estudio de Jesse Barber y sus colaboradores de 2015 mostró que una posible defensa de los satúrnidos ante el ataque nocturno de los murciélagos podría encontrarse en sus alas, concretamente en su parte posterior. Algunos satúrnidos poseen una prolongación a modo de cola en la parte posterior de sus alas posteriores que ayuda a desviar el ataque de los murciélagos a dicha cola, evitando así una muerte segura. Estos apéndices crean una ilusión ecoica que confunde a su depredador: el murciélago percibe así ondas sonoras que no se corresponden con el cuerpo de la polilla (su centro ecoico por así decirlo, es decir, desde donde se recibe la mayor parte del eco).
Ahora, un reciente estudio de Juliette Rubin y sus colaboradores de julio de 2018 ha corroborado la función de estas colas y ha desentrañado la evolución de esta defensa tan particular. Para ello usaron diferentes especies de satúrnidos a los que se le modificaron las colas (en una especie de «cortar y pegar») y se pusieron en grandes jaulas frente a murciélagos de la especie Eptesicus fuscus para observar los ataques de estos y las huidas de las polillas. Las batallas se grabaron con cámaras nocturnas de alta velocidad y micrófonos de ultrasonidos. Lo que encontraron fue que aquellas polillas con colas más largas o alas posteriores más grandes tenían más éxito a la hora de escapar de los ataques de los murciélagos, por lo que, efectivamente y tal y como ya dilucidó el estudio de Jesse Barber de 2015, las largas colas de estas polillas son una gran ventaja contra la presión depredadora que ejercen los murciélagos.

Los autores del estudio propusieron que estas colas y alas posteriores grandes alterarían la percepción del centro ecoico de las polillas debido a que (1) actuarían a modo de ilusión aparentando un cuerpo mucho más grande de la polilla, (2) los ecos reflejados por la polilla mostrarían un centro ecoico desplazado del centro real, o (3) los ecos reflejados por las colas crearían dos o más centros ecoicos alternativos al del cuerpo. Tras las observaciones de los vídeos y los ultrasonidos, llegaron a la conclusión de que, probablemente, las colas crean múltiples dianas ecoicas alejadas del cuerpo en el cual los murciélagos concentran sus ataques. En palabras de Rubin, «los murciélagos atacan cerrando las alas alrededor de la polilla o extienden un ala para llevarla a su boca, pero cuando ésta posee colas largas el murciélago tiende su mano hacia dichas colas y la polilla escapa».
Y no contentos con eso, los investigadores elaboraron un árbol filogenético de la familia Saturniidae para averiguar el origen evolutivo de las colas. El análisis morfológico, filogenético e informático fue llevado a cabo por Chris Hamilton y Akito Kawahara del Museo de Historia Natural de Florida. Los resultados fueron chocantes: las colas y las alas posteriores lobulares de los satúrnidos han evolucionado de forma independiente varias veces dentro de la familia, lo que demuestra la enorme relevancia que han tenido los murciélagos en la evolución de esta familia. Esta evolución convergente se habría producido en diferentes momentos y en diferentes subfamilias y tribus (la subdivisión de la subfamilia) de satúrnidos.
¿Podrían los murciélagos llegar a eludir estas defensas de las polillas en el futuro por coevolución? El equipo se muestra algo escéptico. «Hay muchas formas de engañar al sistema de ecolocalización de los murciélagos. Durante el estudio los murciélagos nunca aprendieron cómo atrapar a estas polillas (aquellas con colas o alas posteriores grandes) a pesar del amplio tiempo que tenían para ello».
Referencias:
1. Juliette J. Rubin, Chris A. Hamilton, Chris J.W. McClure, Brad A. Chadwell, Akito Y. Kawahara y Jesse R. Barber (2018). The evolution of anti-bat sensory illusions in moths. Science Advances, 4 (7): eaar7428.
2. Elizabeth Pennisi. Watch how battles with bats give moths their flashy tails. Science (04 julio 2018). Disponible en: http://www.sciencemag.org/news/2018/07/watch-how-battles-bats-give-moths-their-flashy-tails
3. Universidad de Florida. Anti-bat signal: moths with larger hindwings and longer tails are best at deflecting bats. PhysOrg (04 julio 2018). Disponible en: https://phys.org/news/2018-07-anti-bat-signal-moths-larger-hindwings-longer.html
Recursos: La fotografía de portada (especie Actias luna) pertenece a Geoff Gallice y se ha extraído de Wikipedia. La gráfica de escape vs longitud de la cola se ha extraído del artículo de Juliette Rubin et al. (2018).
Deja una respuesta